Que la virgen, más que nunca en navidad REINA DE LA PAZ, obtenga de su Divino Príncipe, en esta Navidad:
- Para mis respetados hermanos Obispos, a cuya colegialidad sirvo como devoción sacerdotal, aumento de unidad y de amor para que su Conferencia Episcopal sea cada día más vivo testimonio, en mi Patria, de la presencia activa de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey.
- Para mi Arzobispo, a quien modestamente ayudo en sus graves responsabilidades arquidiocesanas, aumento de aquella sabiduría y fortaleza que, hoy más que nunca, necesitan los Pastores de la Iglesia.
- Para todos mis hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares con quienes formamos el Pueblo de Dios y a cuyo servicio he sido urgido obispo de la Santa Iglesia, la verdad que nos hace libres, la santidad que en nuestra verdadera dignidad humana, la obediencia que es secreto de paz y nos lleva a cumplir el supremo anhelo del Señor: que todos seamos una sola cosa para que el mundo crea que ha venido.
- Y para la querida familia de colaboradores y lectores de este Semanario que, por obediencia tengo el honor de dirigir, una copiosa recompensa de satisfacciones, íntimas por su generosa ayuda y el noble sentimiento de perdonar deficiencias, de criticar para construir y no para destruir, de comprender que no es dividiéndonos, sino uniéndonos como podemos lograr para nuestra Iglesia mejores vehículos de su pensamiento.
Para todos, la paz de Belén!
Oscar A. Romero
Obispo Auxiliar
Director de Orientación