Chalatenango estrena su Vicario Episcopal
Desde el sábado 24 de Septiembre habrá en la Arquidiócesis un «Vicario Episcopal». El Presbítero Licenciado Fabián Amaya, actual Párroco de Ilopango, asumirá ese honroso título de «Vicario Episcopal» del Departamento y Vicaría de Chalatenango.
El «Vicario Episcopal» es una nueva figura de autoridad eclesiástica creada por el Concilio Vaticano II. El «Decreto sobre el oficio pastoral de los Obispos», en el n.27, describe así esa nueva figura: «siempre que lo requiera el recto gobierno de la Diócesis, pueden ser nombrados por el Obispo uno o más vicarios Episcopales, que son los que por el derecho mismo gozan, en una parte determinada de la Diócesis, o en cierto género de asuntos, o respecto de fieles de determinado rito, de la misma potestad que el derecho común atribuye al Vicario General».
Otro documentos postconciliar llamado «Eclesiae Sanctae» explica más ampliamente la competencia, responsabilidad y límites del Vicario Episcopal:
• lo nombra libremente el Obispo
• tiene la «potestad vicaría ordinaria» que el derecho común concede al Vicario General dentro de los límites que el Obispo le señale.
• es cooperador del oficio episcopal y da cuenta al Obispo de lo que haya realizado o piense realizar: no actúa nunca contra su parecer ni deseo, establece frecuentemente diálogo con los demás cooperadores del Obispo para afianzar en el Clero y en el pueblo la unidad de disciplina, así como para obtener en la Diócesis frutos más fecundos.
• Es inválida la petición denegada por el Vicario Episcopal si se solicita posteriormente al Obispo sin hacer ninguna mención de aquella denegación; así como tampoco puede ser solicitada validamente al vicario Episcopal sin permiso del Obispo una petición que hubiera denegado el Obispo.
La duración del cargo de Vicario Episcopal es a voluntad del Obispo; cesa también en el cargo al vacar la sede, aunque es conveniente que el Vicario Capitular (Sacerdote que gobierna la Diócesis durante la sede vacante) emplee al vicario Episcopal como delegado suyo para que no sufra detrimento el bien de la Diócesis.
Pidamos mucho al Espíritu Santo para que el Departamento de Chalatenango, al estrenar en la Arquidiócesis honroso ministerio de un «Vicario Episcopal» fructifique, aún más que en su fecundo pasado, con mucha santidad de la familia y de la comunidad cristiana y con abundantes vocaciones para la vida sacerdotal y religiosa.
El Arzobispo