La Prueba de la Autenticidad Cristiana
La autenticidad de un cristiano se prueba en la hora difícil. entiendo por cristiano a todo miembro del Pueblo de Dios, sea laico, religioso, presbítero, obispo o Papa. Y entiendo por hora difícil aquellas circunstancias en que seguir el Evangelio supone mil rupturas con la tranquilidad de un orden que se ha establecido contra o al margen del Evangelio.
Se llama hora difícil porque en esa hora es muy difícil vivir como auténtico seguidor del único Señor, porque es mucho más fácil quedarse siguiendo a los muchos «señores» fáciles, que se han erigido en ídolos de la hora: el dinero, el poder, el prestigio, etc. Y qué fácil resulta entonces hacer de la religión un dorado sueño recortado en una falsa interpretación del Evangelio o de la doctrina de la iglesia; y hasta se tiene la audacia de descalificar con calumnias y críticas malsanas a quienes tienen el valor de recordar a los adoradores de esos ídolos, la verdadera interpretación de las enseñanzas de Cristo, y reclamarles la necesidad de una conversión.
Surge entonces el conflicto. Se habla de confusión. Se hecha la culpa del desorden a las «prédicas subversivas». Se trata de aislar la voz que clama en nombre del Señor. Se compara el magisterio con una democracia popular como si valiera más el número de los que hablan que la razón de lo que dice: Se olvida que siempre será mayoría la mediocridad y minoría el esfuerzo de autenticidad; recuérdese el camino ancho y el camino estrecho del Evangelio.
Qué necesaria es en esta hora difícil una conciencia dócil a la verdad del Señor. En esta hora difícil más que siempre es necesaria la oración unida a una auténtica voluntad de conversión. Una oración que, desde la intimidad de dios, aísle del barullo confuso de las conveniencias superficiales de la vida; una voluntad de conversión que no teme perder «prestigios» ni privilegios, que no tema cambiar de modo de pensar cuando se cae en la cuenta de que Cristo exige un nuevo modo de pensar más acorde con su Evangelio.
Yo creo que para nuestra Arquidiócesis, está sonando una de esas horas difíciles y por esto está a prueba la autenticidad cristiana de todos los que integramos esta Iglesia particular. No nos debe asombrar entonces que en esta prueba de la autenticidad no todo lo que brilla es oro. Pero al mismo tiempo debe alegrarnos intensamente de que esta hora del riesgo cristiano está descubriendo que tenemos mucho oro de altos quilates que la misma prueba acrisola con mayores méritos.
Es las horas difíciles cuando la Iglesia crece en autenticidad. Bendito sea Dios por esta hora difícil de nuestra Arquidiócesis. Seamos dignos de ella.
Oscar A. Romero
Arzobispo