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Nº. 4061 Pág. 3 MONSEÑOR ROMERO COMENTA

Toda Vida es una Vocación

REFLEXIÓN PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS VOCACIONES
Toda vida es una vocación. El solo hecho de haber nacido es una vocación o llamamiento de Dios a la vida. Y por haber nacido cada hombre y cada mujer ocupa un puesto insustituible en el complicado tejido de la historia. Pero un cristiano además considera verdadera vocación la gracia de ser llamado a la fe y al bautismo y formar parte del «Pueblo de Dios».

Por eso un cristiano debe descubrir cuál es su puesto concreto dentro de ese «Pueblo de Dios», porque desde su puesto en la Iglesia servirá mejor no sólo a la Iglesia sino a todos los hombres de la historia. Porque la Iglesia «Pueblo de Dios» fue constituida por Cristo para prolongar en la historia su servicio al mundo. La Iglesia es el cuerpo de Cristo en la historia. Cada miembro de la Iglesia debe estar en su propia vocación porque en su propia vocación cada cristiano colabora a ser cuerpo de Cristo en la historia.

La vocación por tanto, no es sólo un problema de cada hombre y de cada mujer. El problema vocacional tiene un enorme trascendencia y función social. Cada cristiano rendirá mejor para bien de toda la Iglesia y de todo el mundo cuando encuentre y viva su propia vocación. Entendiendo por vocación el llamamiento de Dios al sacerdocio, a la vida religiosa, al matrimonio, a la vida de soltera, a la viudez y demás estados de vida.

Desde hace varios años el «Domingo del Buen Pastor» (4o. domingo de Pascual, este año 16 de abril) ha sido destinado por el papa Pablo VI a celebrar la «Jornada mundial de oración por las vocaciones». Se refiere especialmente a la llamada «vocación consagrada», o sea la vocación al sacerdocio y la vida religiosa. Porque la figura del Buen Pastor que vino a dar su vida por el mundo parece encarnarse hoy principalmente en la vida de quienes han sido llamado al sacerdocio y a la vida religiosa. Los buenos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos dedicados a la evangelización son los hombres y las mujeres que en este momento, identificamos con Cristo, están dando su vida por la orientación y la salvación del mundo.

Roguemos pues mucho, para que los llamados a una vocación tan difícil y comprometida, sepan decir, también en esta hora difícil, «Sí» al Buen Pastor.
Oscar A. Romero

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