El Mensaje de Juan Pablo II para Año Nuevo
«PARA LOGRAR LA PAZ HAY QUE EDUCARSE A LA PAZ» fue el lema que dejó el Papa Pablo VI, de feliz recordación, para la «Jornada mundial de la paz» que se celebrará el próximo 1º de enero. Juan Pablo II ha dicho que «recoge de su antecesor el bastón de peregrino de la paz» y ha desarrollado el interesante lema en su mensaje de año nuevo.
La falta de una vigorosa educación para la paz hace ineficaces y hasta contradictorios los anhelos de paz del mundo actual. «Con demasiada frecuencia -observa dicho mensaje- son irrisoriamente incapaces de cambiar el curso de las cosas, cuando no son arrastrados y al final utilizados por la lógica dominante de la explotación y de la violencia…la timidez y la dificultad de las reformas necesarias envenenan las relaciones…nuevas ambiciones de poder inclinan a recurrir a la coacción del número o la fuerza brutal para aclarar la situación…los imperativos militares y políticos, los intereses económicos y comerciales llevan consigo la constitución de arsenales o la venta de armas de una capacidad alarmante de destrucción…a primera vista la causa de la paz tiene ante sí un obstáculo desesperante».
Sin embargo, constata el Papa en la 2ª. parte de su mensaje- existen en la conciencia del hombre unos principios humanitarios que una buena educación para la paz debe convertir «en convicciones, tanto para los poderosos como para los débiles» e impregnar toda su actividad, y señala unas cuantas normas práctica para esta pedagogía de la paz:
«Mirar más allá de las tristes evidencias inmediatas» para que, aún partiendo de los mismos «estallidos de la violencia» se haga «aparecer la paz como posible y deseable, fuerte y ya victoriosa».
-Hace un repaso de la historia: «ciertamente el ruido de las batallas domina la historia, pero son las treguas de la violencia las que han consentido realizar esas obras culturales de las que se honra la humanidad».
-Buscar «modos de vida más simples, menos expuestos a la tiranía de los instintos de posesión, de consumo o de dominio y más acogedores de los ritmos profundos de la creatividad personal y de la amistad».
– Imitar «los ejemplos cotidianos de sencillos artífices de la paz…son individuos y hogares que, por el dominio de sus pasiones, por la aceptación y el respeto mutuo, conquistan su propia paz interior y la difunden. Son pueblos…que han sabido resistir a las seducciones engañosas de progresos rápidos conseguido con violencia…»
-Hacer gestos de paz. «La práctica de la paz arrastra a la paz. Ella enseña a los que buscan el tesoro de la paz que este tesoro se descubre y se ofrece a quienes realizan modestamente, día tras día, todas las acciones de paz de que son capaces».
Y finalmente recuerda a los cristianos que «su marcha hacia la paz en la tierra está englobada en el interior de otra marcha, la de la salvación que se termina en una plenitud eterna de paz. Y esta visión de fe tiene un impacto profundo sobre la actividad cotidiana».
Hagamos pues de 1979 un año nuevo feliz, educándonos en la paz!
San Salvador, 28 de diciembre de 1978.