mal comprendido y mutilado
Por Monseñor Oscar A. Romero
Obispo Auxiliar de San Salvador
Hace cinco años en este mes de agosto, se gestaron en Medellín (Colombia) las famosas conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, conocidas más brevemente con el nombre de «Documentos de Medellín» o simplemente «Medellín».
Nombre que va de boca en boca, muchos pronunciándolo con fanática propaganda, muchos con repugnancia y repudio. Y muy pocos con conocimiento y comprensión del espíritu que los engendró.
Porque «Medellín» fue fundamentalmente una puesta en común de la vida de nuestras Iglesias, de sus experiencias, de sus problemas y expectativas. Los pastores de América Latina supieron compartir convicciones y esperanzas, como en una prolongación del «partir el pan». En sentido de diálogo y de unidad en el Señor, suministró fuerza y luces en abundancia. Por tanto la comprensión de aquellos documentos solo se puede lograr en el mismo clima de confianza recíproca; un respeto al pluralismo legítimo que no haga esfumar la identidad cristiana, ni frene un avance acelerado y tenaz. Se quedan en la fachada de Medellín, en la epidermis, quienes reemplazan la búsqueda, con la seguridad de artificial, que es tributo al estancamiento y quienes, presa de la impaciencia, creen que la Iglesia, solo puede avanzar con diatribas y reconvenciones.
Con seguridad que muchos fanáticos de Medellín, no saben siquiera cuantos fueron los Documentos de Medellín, que el Episcopado suscribió en aquella histórica reunión, convocada para hacer presente el Espíritu del Concilio Vaticano II, en la transformación de nuestro continente.
Los ha mutilado quienes sólo conocen malamente los documentos de justicia y paz, para entresacar de ellos, sólo lo que conviene a sus intentos demagógicos.
Es natural que esos dos documentos encontraran, más entusiasta acogida en un continente marcado por el signo del cambio y por intolerables injusticias y desequilibrios sociales peligrosos. Pero muy mal se comprendería, aún en estas circunstancias, toda la mística y todo el mensaje de Medellín sino se reflexionara ni se tratara de llevar a la práctica, todo el rico contenido, espiritual, evangélico, teológico, pastoral, litúrgico, etc, que se encierra en los 16 históricos documentos: justicia, paz, familia y demografía, educación, juventud, pastoral, pastoral de élites y de masas; catequesis, liturgia, movimientos de laicos, formación del clero, pobreza de la Iglesia, pastoral del conjunto y medios de comunicación social.