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Número 30867 – Pág. 3 – Documentación Pontificia

Que no se inventen nuevas anáforas de la misa,
ni se cambie la traducción aprobada
La S. Congregación, para el culto divino, ha enviado, una circular a las Conferencias Episcopales, para exigirles más cuidado, en no permitir que los sacerdotes añadan o cambien; por cuenta propia, a las únicas cuatro «anáforas» o «canones» de la misa (Se trata de aquella parte de la misa que va, desde después del «Santo, Santo, Santo» hasta antes del «Padre Nuestro»).

Después de referirse a las solicitudes que llegan a Roma, acerca de permitir nuevas «anáforas» y después de denunciar el abuso de muchos sacerdotes que, «contra las disposiciones del Concilio (Doc. de Liturgia, n.22) y contra las disposiciones de los Obispos, emplean textos de composición privada», informa que las Sagradas Congregaciones, con la ayuda de expertos, han hecho serios estudios sobre el problema, y con la aprobación del Santo Padre, da el siguiente fallo: No ha parecido conveniente, en este momento, conceder a las conferencias Episcopales, la facultad general de mandar componer o de aprobar oraciones eucarísticas (anáforas). Por lo tanto, permanecen en uso actualmente, las únicas cuatro «anáforas», que se encuentran en el misal romano renovado y no es lícito emplear ninguna otra, compuesta sin permiso de la sede apostólica o no aprobada por ella. A las Conferencias Episcopales y a cada uno de los Obispos se les pide vivamente que utilicen los medios oportunos para conducir con sabiduría a los sacerdotes, a la observancia de la misma disciplina de la Iglesia de Roma; y de este modo se favorecerá el bien de la Iglesia misma y el exacto desarrollo de la celebración litúrgica. La sede apostólica, impulsada por el amor pastoral hacia la unidad, se reserva el derecho de pronunciarse sobre un asunto de tanta importancia, como es justamente, la disciplina de las oraciones eucarísticas. Respetando la unidad del rito Romano, no rehusará considerar las peticiones legítimas y juzgará con benevolencia, las solicitudes que le dirijan las Conferencias Episcopales, para la eventual composición e introducción, en el uso litúrgico, en circunstancias particulares, de una nueva oración eucarística y propondrá las normas a seguir en cada caso.
La circular observa, que mejor que inventar anáforas, los sacerdotes debían explicar al pueblo, la naturaleza y las características de esta parte de la misa, que constituye «el vértice de la celebración» y utilizar los múltiples recursos que deja la actual liturgia de la misa; desde el principio hasta el fin, a la iniciativa de los celebrantes y mediante los cuales puede perfectamente lograr la mayor aceptación a las circunstancias de cada misa. Se ofrecen magníficos elementos doctrinales, para esa catequesis, que los sacerdotes pueden utilizar, en vez de meterse a peligrosos inventos de misas.
(El documento tiene fecha 27 de abril, pero apareció en estos meses)
(Resumen de Monseñor Oscar A. Romeo).

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